¿Por qué voy a la Comer?

Cuando llega el día en que la alacena se encuentra medio vacía y el refrigerador  al abrirlo sólo te da un panorama desolador, es momento de hacer tu lista para ir de compras.

En mi caso la siguiente pregunta es ¿voy al super o a la Comercial Mexicana?

La verdad es que las dos tiendas de autoservicio se encuentran muy cerca de casa y ambas ofrecen buenas ofertas y productos de calidad, sólo que siempre termino yendo a la Comer en vez de la de «la sonrisa». ¿Por qué será?

Al llegar encuentro estacionamiento, sea la hora que sea no tengo que dar vueltas o esperar para encontrar un cajón de estacionamiento libre, o mejor aún,  no tengo que agandallar a algún otro cristiano.

Y hablando de vehículos, la dotación de carritos  es mucho mayor que en el de la competencia, que en horas pico tienes que debatirte por ellos.

Los pasillos de la Comer son amplios, puedes orillar tu carrito y tomarte el tiempo necesario para escoger los productos sin que haya alguien vociferando porque no puede pasar. La clasificación de los pasillos está bien especificada en los letreros, y si por alguna razón no localizas alguno siempre habrá un amable empleado que te indique hacia dónde o con quién dirigirte.

La sección de cosméticos que en ambos lugares está resgaurdada del robo hormiga, en la Comer tiene más espacio e iluminación, así que no corres el riego de comprar un labial que parecía ser rosa y que al final resultó ser marrón.

Y qué decir cuando llegas a las cajas, las bandas del otro son exageradamente pequeñas, tienes que hacer malabares para acomodar el super de 15 días sin que se desparrame o sin entorpecer la fila.

No tengo la certeza que todas las Comer ni todos los otros sean como los que tengo cerca de casa, lo que sí sé es que ir a “mi” Comer es una mejor experiencia que ir al super.

Foto: Raul P via photopin cc

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