El día de ayer tuvimos el enorme gusto de probar de manera personal los audífonos HD800 de Sennheiser, firma alemana especializada en productos de audio de muy alta calidad.
La prueba no pudo estar mejor puesta: luego de una plática introductoria nos prestaron un reproductor así como un buen número de discos (una genial selección de Jazz, Rock y música clásica) y nos permitieron escuchar lo que más nos gustara.
Debo de decir que, aunque me gusta la música, no soy precisamente el mejor detector de calidades y mi fineza auditiva se acerca más ala de un regimiento de artillería, sin embargo puedo decir que el uso de los audífonos HD800 es una experiencia única.
Para empezar luego de escuchar algo de música me di cuenta de que me echaron a perder la experiencia diaria de los audífonos del iPod; la forma en que los HD800 reproducen es lo más cercano a la experiencia en vivo o a una habitación con el mejor equipo de amplificación.
La sensación al usarlos es la de que se puede distinguir de manera clara cada uno de los instrumentos y «sentir» como son utilizadospor los músicos; de la misma forma la calidad de las voces y la forma en que «resaltan» sobre el fondo musical son únicas.
Clavado como soy puse el disco Pulse, un concierto de Pink Floyd, y puedo decir que nunca (fuera del concierto en vivo) había escuchado de esa manera al grupo inglés.
Aunque tienen un aspecto algo robótico ocurre que luego que uno ha encontrado el punto de confort se pierde la sensación de que se están utilizando audífonos ya que estos son sumamente ligeros.
El equipo está diseñado para los profesionales del audio y fue uno de ellos, en viva voz, quien nos hablo sobre la importancia de la utilización de un equipo con las características de los HD800.
Por lo pronto, luego de la demostración, me quedé con ese gusanito de que cuando escucho música, tal como la he venido haciendo los últimos años, lo hago de la forma errada.
