Videojuegos por una buena causa

Me considero un pionero de los videojuegos.

Tuve la fortuna de conocer las primeras versiones de este mercado y de haber evolucionado con las consolas.

Dejé muchas monedas en el Pac Man, Galaga y Space Invaders; era una época en que jamás nos imaginamos que algún día tendríamos el acceso a esa tecnología en casa. Las enormes máquinas ruidosas y con pantallas coloridas era brutalmente atractivas en el ambiente de penumbra de los arcades.

Me llama la atención este «Charity Arcade» que fue colocado en el aeropuerto de Estocolmo y que aprovecha títulos antiguos pero clásicos -como los que puse arriba- que seguro no tienen que pagar derechos y que, además, resultan sumamente atractivos tanto para los de la vieja escuela como para los más jóvenes.

Seguramente que muchos no lo pensarán mucho cuando el hecho de donar unas cuantas monedas para jugar un «clásico» pueden hacer la diferencia.

Algo que deberíamos de copiar.

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